CASA SOFÍA
2021
Una geometría simple con texturas homogéneas y continuas hace de esta obra una composición contemporánea y única en su contexto inmediato. Proyectada como una vivienda que recorre en horizontal la parcela, se optó por una estructura alargada y con poca altura, con el fin de no sobrecargar el entorno colindante; de esta manera, la planta se construye ligeramente sobresalida del suelo y en un único nivel.
Desde un inicio el espíritu que guio todo el proyecto fue el de alcanzar un permanente diálogo entre el interior y el exterior, siendo los materiales los encargados de alcanzar dicha unión con la particularidad de no ser alterados para que otorguen una estética natural con un carácter robusto tanto en el diseño interior como en el exterior.
Todas las estancias se diseñan bajo una misma estela decorativa, comunicadas con el jardín por puertas correderas que permiten visualizar la alberca desde cualquier punto de la vivienda, donde el espacio de distribuye a partir de dos superficies: una primera implantada en 158m2 que confina las áreas de servicio, social y de descanso; y, una segunda de 41m2 que limita las áreas húmedas complementarias a la alberca.
Tres habitaciones con baño privado cubren el programa de la zona de descanso, mientras que, en la zona social, se programa la cocina, comedor y sala, más una extensión de patio cubierto que se fusiona con la barbacoa. En la zona húmeda se incluye jacuzzi, baño turco, baño alberca, lavandería, equipos y bodega; siendo el eje de distribución espacial la alberca.
La estructura, de metal, es parte de la composición geométrica de la obra y define la configuración general de la vivienda con una modulación de múltiplos de tres, desarrollándose una secuencia sucesiva de pórticos que soportan la cubierta termoacústica misma se pierde en el remate de la composición volumétrica de la obra.
Rodeada de un paisaje plácido y grandioso, la vivienda conjuga modernidad y arquitectura popular. Un sensible interiorismo propicia, además, que la casa se convierta en un mundo recogido e íntimo, de cálidas texturas, aunque abierto a la belleza verde y ocre del paisaje.
El contraste que produce la textura rugosa del mampuesto a la vista, lo convierte al ladrillo en un material sensible y noble que los habitantes lo pueden experimentar in situ, haciendo de ésta “máquina de habitar” de que hablaba Le Corbusier al referirse al alojamiento doméstico, un proyecto donde romper los esquemas prestablecidos en una constante.
Finalmente, la convivencia coordinada de materiales permite destacar la sencillez de la obra, cuya piel realza con decisión la composición del diseño y la iluminación del interior, integrando los ambientes con caminos de luz llenos de calidez donde las actuaciones arquitectónicas consiguen con énfasis descubrir los matices en el mobiliario y la decoración, todo en un conjunto de planos en armonía que ostentan el dominio absoluto de los espacios que se contrastan con la robustez y personalidad de los muros que los contienen. En resumen, claridad, luminosidad, austeridad y sencillez definen a esta obra, que apuesta con sus rasgos y contundentes elementos arquitectónicos hacerse presente en el valle que la sitia.
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